Cuando somos niños creemos que nuestra vida está llena de fantasías, ilusiones y
alegría, que estamos rodeados de familiares y amigos que nos aman y aprecian.
Todo este mundo cambia cuando crecemos y nos damos cuenta que nuestra realidad y vida son completamente diferentes, sueños no cumplidos, frustraciones, decepciones y engaños.
Ahí es donde surgen las preguntas… ¡No es justo! ¿por qué yo? ¡No merezco esto! y mucho más. Nos cuesta aceptar esta nueva realidad.
Independientemente de las presiones de la sociedad, es ella misma la que nos interroga y nos obliga a volvernos fuertes y resilientes de alguna manera sin tener en cuenta nuestros sentimientos y pensamientos.
Empiezan a aparecer cicatrices en nuestra vida que nos marcan y se convierten en recordatorios de esas vivencias dolorosas escondidas en nuestra mente.
El kintsugi es una antigua tradición artesanal japonesa del siglo XV que se especializa en reparar cerámicas revelando la belleza de las grietas e imperfecciones.
Un poco de historia …
Ashikaga Yosimasa, octavo shogun del shogunate Ashikaga (1435-1490), amante de la ceremonia del té, una tarde su taza favorita de té quedó hecha pedazos, pidió que la enviaran a China con la esperanza de que allí lo pudieran restaurar.
Cuando recuperó su taza se horrorizó al ver los fragmentos unidos con grapas, funcionales pero espantosas. Acudió a los mejores alfareros de Japón, en busca de una solución.
Los artistas-artesanos encontraron un método que no intentaba disfrazar el daño, sino que por el contrario lo realzaba. Las fracturas se habían unido con un ungüento de polvo de oro.
De esta forma, habían creado un cuenco de mayor valor que el anterior. El shogun quedó encantado y así, nació el kintsugi.
Kin significa “dorado” y tsugi “unir” o “reparar”, dicho de otra manera kintsugi significa “unión dorada” o “reparación dorada”.
Primero se prepara una mezcla de barro, agua y tierra arada hasta formar una pasta a la que se le agrega la savia de un árbol llamado urushi.
Cada día durante 3 semanas se deben tocar y rellenar las fisuras, hasta que sienta que la pieza está bien. Pasado este tiempo se aplica el oro.
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La técnica del kintsugi revive objetos rotos del mundo, en el sentido de regresarles su alma, y los viste con un nuevo cuerpo y un nuevo espíritu.
Si trasladamos el propósito del kintsugi a nuestros tiempos, entonces el kintsugi nos habla de iluminación, de el trascender de las personas, del cuidado y el amor que debemos mostrar hacia nuestros pedazos rotos, a esos fragmentos de vida, además del respeto por lo que ha sido herido y mutilado, pero que pudo y fue sanado.
Cada cicatriz es única y al cubrirla con oro se volverá más fuerte y digna. Aunque para algunos el oro puede parecer ostentoso, vulgar o de mal gusto, aún así le devuelve su significado original y nos muestra lo que debe inspirar nuestros días, nuestra vida.
No existe una técnica particular o correcta para realizar el kintsugi; cada pieza y cada trozo son únicos y como tales se deben tratar.
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El kintsugi mas allá de ser una técnica artesanal de reparación, describe el proceso por el que pasan las personas cuando sienten que sus vidas ya no tienen sentido, cuando experimentan momentos de dolor o de pérdida y se arriesgan a recoger los pedazos de lo que alguna vez fue su vida y reconstruyen una nueva.
Toman ese sufrimiento y lo transforman para ser mas completo de lo que fue. Tiene algo profundamente reconciliador.
Tal vez es el momento de aprender este arte, aplicarlo a nuestra vida y encontrar la paz interior.
No dejar que nuestras heridas y fracasos nos derroten, al contrario, usarlos para crecer y volvernos más fuertes, llegar a amarse y apreciarse uno mismo, a los demás y a la vida misma.
Nuestra condición humana nos hace querer reprimir o distraer esos sentimientos dolorosos, lo que a nuestro pesar, provoca un desgaste innecesario.
A veces, sentimos miedo y dudamos de que haya una salida a esta crisis, pero al final tarde o temprano, esta situación pasará.
“Lo que se ha vivido permanece y no se puede borrar. Será una parte de tí para siempre, pero al final lo que cuenta es lo que tú haces de todo ello. La vida es una gran obra de arte”. Françoise Gilot
La vida requiere reparación constantemente y el mundo también y debemos iluminar los pedazos rotos, con honestidad, humildad y compasión.
La clave del kintsugi radica en encontrar la belleza en toda imperfección.
Pero no podemos reparar todo lo que tenga que ser enmendado, debemos saber escoger.
Es importante detenerse y tomarse un tiempo para mirarse de otra manera y preguntarse: ¿qué logros he conseguido? ¿Qué es importante para mí? ¿Qué no quiero volver a vivir? ¿Cuál es mi camino?
La vida de muchas personas, mejoran significativamente después una crisis.
Existen personas que tienden a permanecer en su zona de confort y no desean cambiar, sólo fuerzas internas o externas ya sean del azar, la fortuna o el destino las hacen moverse.
Aunque pueden despertar y avivar la esperanza hacia nuevas expectativas.
Este artículo es de carácter informativo. En caso de presentar alguna condición o malestar, acude a un especialista en la salud.
Fuentes
Löhndorf, A. (2022). Kintsugi: El arte de transformar las dificultades en oro. RBA Libros y Publicaciones.
Cadavid, Á. R. Kintsugi.
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Este artículo es de carácter informativo. En caso de presentar alguna condición o malestar, acude a un especialista en la salud