Mindfulness...Atención plena

Se considera como el “corazón” de la meditación budista


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En la segunda mitad del siglo XX, los jóvenes occidentales viajaron al continente asiático para conocer las religiones y filosofías que ofrecía el Oriente. 


Además, los monjes tibetanos abandonaron su tierra natal gracias a la incursión china al rededor de 1951, lo que dio lugar al establecimiento de numerosos centros budistas de origen tibetano en las principales ciudades occidentales, y a la publicación de tradiciones meditativas de diferentes ramas del budismo, el hinduismo y el taoísmo.


Mindfulness (la atención plena) es tan antigua como el mismo hombre, aunque su creación se le atribuye a Siddhartha Gautama (Buda Shakyamuni), siendo él quien perfeccionó el método en que fue instruido por sus maestros. 


“Una vez que se ha controlado a la mente, la cual tiende a divagar, ser cambiante y difícil de dominar, nos conducirá a la felicidad” - Buda


¿Cómo saber en que momento estamos practicando mindfulness? Cuando estamos conscientes de algo específico, pensando, haciendo o sintiendo.


La atención plena es una cualidad natural del ser humano, aunque es habitual que nuestra mente viaje entre el pasado y el futuro, entre lo que ya hicimos y lo que tenemos pendiente por hacer.


Mindfulness, es ser consciente de lo que pensamos, de nuestra mente en cada momento. Desarrolla la concentración, lo que conduce a la calma y esto al entendimiento de la realidad tal y como es.


Concentración                  Serenidad                          Comprensión


Es necesario renunciar a los prejuicios, negarse a juzgar o juzgarse a sí mismo, negarse a amonestar y conocerse a sí mismo, esta actitud nos permite descubrir en las cosas aspectos que antes nos negábamos a tener en cuenta, porque ya estábamos predispuestos a observar las cosas de una determinada manera.


“Todo es según el color del cristal con el que se mira”


El mindfulness contribuye a mejorar el equilibrio emocional, favorece los estados positivos de ánimo y mejora la disposición que tenemos en cuanto a la evitación se refiere.


Estar atentos al ritmo de la respiración, la inhalación y exhalación es la mejor manera de comenzar a trabajar en el mindfulness. Cuando la mente se aleja de cualquier distracción, es más fácil manejar la atención en la respiración.


Respira tres veces y mientras lo haces, siente como el aire entra en tu cuerpo y sale de él. No tienes que hacer respiraciones profundas ni cambiar el ritmo de ninguna manera. 

Puedes notar como entra el aire por tu nariz, como se hincha tu pecho, abdomen o tal vez cualquier otro lugar que descubras. 

Si vas con mucha prisa, basta con que observes una sola respiración.
Si vez que la práctica de la atención plena no quita demasiado tiempo… 


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Pon atención a tu cuerpo, date cuenta de qué sensaciones estás experimentando ahora mismo. Sensaciones de tacto, de temperatura, de peso, de tensión, hormigueos, picores… 

Dedica unos instantes a darte cuenta de cómo sientes tu cuerpo y de qué sientes en él en este momento. Si quieres puedes cerrar los ojos.

Ahora, mira si puedes identificar alguna emoción en ti. Quizá te sientas animado, alegre, triste, ansioso, enfadado… 

También puede resultar que no reconozcas ninguna emoción o no sepas cómo se llama. Eso no es muy importante. Solo se trata de dedicar unos instantes a explorar cómo te sientes.

Luego, toma conciencia de en qué estas pensando, Justo en este momento. ¿Puedes encontrar algún pensamiento? 

Vale también si piensas que no estas pensando nada o que no sabes lo que estás pensando… esos también son pensamientos. 


En el ejercicio anterior, nos hemos ocupado de 3 lugares diferentes. En el presente. Primero las sensaciones corporales, luego las emociones y finalmente los pensamientos. Hemos recorrido el cuerpo y la mente. 



Consiste en detenerse un momento y examinar las sensaciones que recorren por el cuerpo, cómo habitan las emociones en el corazón y qué pensamientos hay en la mente, justo en ese momento, para poder relajar la mente, logrando tranquilidad y quietud.



Ser consientes de cada pensamiento, sentimiento o emoción que surja en nuestra mente, evitar  controlarlos, negarlos o posponerlos, simplemente aceptarlos tal como aparecen, sin importar si son o no de nuestro agrado, no juzgarlos ni juzgarnos a nosotros mismos. "Aceptación sin juicio".



“No se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: generalmente no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. 

Esa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti”



Este artículo es de carácter informativo. En caso de presentar alguna condición o malestar, acude a un especialista en la salud.



Fuente


Simón, V. (2007). Mindfulness y neurobiología. Revista de psicoterapia, 66(67), 5-30.

Mañas, I. (2009). Mindfulness (Atención Plena): La meditación en psicología clínica. Gaceta de psicología50, 13-29.

Galve, J. J. G. (2013). Atención plena: revisión. Medicina naturista7(1), 5-8.

Álvarez, B. M. (2015). Mindfulness funciona: Cómo desconectar y reducir el estrés. Conecta.

Ortega Alcaraz, V. (2015). Mindfulness y regulación emocional.



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